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  • El Tres en Raya es un juego que ha fascinado a jugadores de diversas culturas a lo largo de los siglos. Su origen se remonta a la antigua civilización egipcia, alrededor del 1300 a.C., donde se han descubierto tableros de 3x3 tallados en tejas de techo. También existían versiones en Roma, como el Terni Lapilli, en el que los jugadores usaban piedras y debían moverlas en el tablero para alcanzar la victoria, de forma similar al tres en raya que conocemos hoy.

    Durante la Edad Media, el juego se expandió por Europa, especialmente en España, donde se conservan tableros medievales tallados en piedra en lugares como iglesias y plazas públicas. Aunque el juego fue prohibido en algunos períodos debido a su vinculación con rituales paganos, recuperó su popularidad durante el Renacimiento.

    En el Tres en Raya, dos jugadores se enfrentan como fuerzas opuestas. Cada uno tiene tres bolas: uno con bolas blancas, que representan la luz y la pureza, y el otro con bolas naranjas, que simbolizan el fuego y la creación. Alternándose, colocan sus piezas en el tablero con el objetivo de alinear tres bolas en fila, ya sea horizontal, vertical o diagonalmente.

    Ante ti se despliega una cuadrícula de tres filas y tres columnas: nueve casillas, nueve oportunidades para mover tu energía en armonía con el universo.

    Dos almas se encuentran, no para destruirse, sino para crear. Uno juega con bolas blancas, el otro con bolas naranjas, alternando turnos en un juego de estrategia y creatividad. Alinear tres bolas del mismo color en fila—horizontal, vertical o diagonal—marca la perfecta armonía.

    El primer jugador coloca su bola, un movimiento inicial que da inicio a la búsqueda del equilibrio. El segundo jugador responde, y así, uno tras otro, van tejiendo una red de posibilidades y decisiones.

    Gana quien primero logra alinear tres bolas. Pero la victoria no se trata de vencer al otro, sino de alcanzar un logro compartido con las fuerzas invisibles del destino.

    Si nadie logra alinear tres, el tablero se llena sin un ganador, invitando a la reflexión. No hay derrota, solo una pausa en el viaje hacia la comprensión.


    Advertencias de Seguridad:
    Este juego no es adecuado para niños, ya que sus piezas son pequeñas y pueden representar un peligro de asfixia si se ingieren. Por lo tanto, nadie—ya sea niño, adulto o animal—debe permitir que las piezas se metan en la boca.
    Si decides jugar con un niño, es esencial que siempre esté supervisado por un adulto.

    Hiru

    50,00 €Precio
    Color: Naranja beige + blanco
    • Tablero:
      Una cuadrícula de 3x3 compuesta por nueve casillas dispuestas en tres filas y tres columnas.

      Jugadores:
      Dos jugadores, cada uno con un color distinto: un jugador usa bolas blancas, que representan la luz y la pureza, mientras que el otro usa bolas naranjas, que simbolizan el fuego y la creación.

      Objetivo:
      Ser el primer jugador en alinear tres de sus bolas en fila, ya sea horizontal, vertical o diagonalmente.

      Inicio:
      Los jugadores alternan turnos para colocar sus bolas en la cuadrícula, comenzando con el primer jugador.

      Movimientos:
      Los jugadores alternan turnos, colocando una bola en una casilla vacía durante cada turno.

      Victoria:
      Un jugador gana al alinear exitosamente tres bolas en fila. Si todas las casillas están llenas sin un ganador, el juego termina en empate, invitando a la reflexión y la estrategia para futuros juegos.

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